domingo, 12 de noviembre de 2017

Crónica de una marcha espectacular. Puerto del Correo y Llanos de Libar


Crónica de una marcha espectacular.

Puerto del Correo y Llanos de Libar


Todo empezó de la mejor manera; reconociendo la primacía de las personas por encima de horarios y planificaciones. Comenzamos de la mejor manera: experimentando que somos una familia de familias. 

Después de un espléndido desayuno acercamos los coches hasta el aparcamiento donde rezamos el Ángelus para comenzar el senderismo en compañía del invitado que no podía faltar: nuestro Señor Jesucristo.  Él siempre se hace el encontradizo en cualquier cruce de caminos por cualquier senda. Es verdad que los mejores lugares para el encuentro con Dios son los Sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Confesión; pero hay que reconocer que la naturaleza ofrece un marco propicio para la oración, para la convivencia, para la conversación y para la contemplación. 

Al ver, por ejemplo, un reloj automáticamente sabemos que en algún lugar ha habido alguien que lo ha ideado y lo ha fabricado.  Del mismo modo al ver esos valles y montañas con su árboles adornando un interminable horizonte; irremediablemente tienes la convicción de que Alguien desde algún lugar ha hecho posible este paraíso. 

En realidad en el mundo todos somos creyentes, unos creen que Dios no existe, que somos fruto del azar y otros creemos que Dios existe y nos quiere infinitamente.  Pero  creer en Dios es lo más razonable. Si desmontamos un reloj y lo tiramos al aire, ¿qué probabilidades habrá de que encajen al milímetro todos sus componentes para que funcione correctamente?. Pues el mundo, el universo entero con toda su complejidad es muy improbable que sea fruto del azar; es más razonable la idea de un Ser Creador que, además, nos quiere con locura.  

El camino hasta los Llanos del Republicano se hace fácil amenizado por las conversaciones de unos y otros mientras caminamos. Los niños van siempre delante, unas veces andando y otras corriendo, pero siempre alegres y alegrando el día. La subida al Puerto del Correo  tiene el atractivo de la belleza desconocida que vas descubriendo. El objetivo de "llegar a puerto" hace que sobrellevemos lo escapado del sendero hasta la cima donde encontramos el mejor lugar para el almuerzo. 

Allí encontramos el mejor marco para aprender la elocuencia del silencio. Comprobamos como al hacer "absoluto silencio" durante unos segundos se oyen sonidos que pasan desapercibidos al caminar. Se aprecian hasta olores que aunque estaban ahí, nos parecen ahora nuevos. Y es que el silencio es esa escuela de sabiduría donde se hace posible las mejores reflexiones, donde nacen las ideas más fecundas. Pero, además, ese silencio es el mejor caldo de cultivo para escuchar a los demás, para construir una comunicación eficaz, para establecer unas relaciones felices y sanas entre novios y matrimonios. En el silencio es donde el Señor se comunica mejor y donde se le escucha con más claridad, por eso en el silencio es donde mejor se hace oración. 

Los Llanos de Libar estaban ya cerquita y algunos se acercaron mientras los demás aprovecharon la sobremesa para el descanso y la conversación. 

La vuelta fue alegre para hacer más entretenida la bajada del Puerto. Ya en el Valle y pensando en el regreso hacia los coches fuimos rezando el Rosario por esos campos y veredas. Cada misterio ofrecido de forma espontánea por diversas intenciones: por las familias, por los hijos, la Iglesia y los sacerdotes, los seminaristas, la salvación de las almas,... La Virgen, Madre de Dios y Madre nuestra, siempre acompañando a sus hijos para llevarlos de la mano a Jesucristo. 

Y llegó el momento de la despedida pensando ya en la próxima oportunidad de volvernos ver, de volver a disfrutar viendo alegres a nuestros hijos haciéndose amigos. Un genial día de convivencia con amigos en medio de la naturaleza.

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Cardenal Robert Sarah

"En mi oración y en mi vida interior siempre he sentido la necesidad de un silencio más profundo y completo. Ese sigilo no se traduce en pensar en mí mismo, sino en volver hacia Dios mi mirada, mi ser y mi alma." #LaFuerzaDelSilencio





































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