miércoles, 21 de diciembre de 2016

LLAMADOS A LA SANTIDAD (Resumen charla Mons. Munilla en Cádiz 17 dic 2016)


LLAMADOS A LA SANTIDAD
Resumen de la charla de Mons. José Ignacio Munilla en Cádiz el 17 de diciembre de 2016



Vocación común al seguimiento de Jesucristo y ser santos
Solemos hablar de vocaciones diferentes, pero no son tan distintas; de hecho la vocación es la misma para todos, las tentaciones vienen a todos del mismo apelando a las mismas debilidades, los medios de gracia son los mismos, la Biblia es la misma para todos. Jesucristo predica para todos, no para sectores ni estados de vida determinada. Tomar conciencia de la identidad laical estando atentos, cuidar, estimular y valorar las demás vocaciones que forman el Cuerpo Místico de la Cristo. La identidad laical se desenfoca si se plantea con formas de confrontación, de luchas de poder. Las vocaciones crecen conjuntamente y entran en crisis también conjuntamente.
Porque la vocación es común a todos: seguir a Jesucristo en la santidad; luego vendrá la segunda vocación dentro de la Vocación que es la elección de estado, que es secundaria. Lo que de verdad caracteriza la vocación es seguir a Jesucristo y ser santo.
La pastoral vocacional no puede estar al margen de esta característica común: el centro de la vida cristiana es seguir a Jesucristo y ser santos. Si esto primero no está claro, lo demás no llegará ninguna parte. Efesios, 14: Yo nos ha elegido para que seamos santos e irreprochables por el amor.
¿Qué es ser santo?
La santidad es lo único determinante en la vida, lo demás es secundario. La santidad no es perfeccionismo, de hecho el perfeccionismo no garantiza la santidad. El purgatorio existe para rematar la tarea de la santificación. El que comenzó la obra en ti la llevará a término. La santidad no es inalcanzable, es para ti. Dios creador del universo te llama a ser santo y lo hará en ti.
Santo Tomás de Aquino dice que el elemento determinante, sobre la base de que es obra de Dios, para ser santo es tu deseo de serlo, tu hambre de Dios y de santidad. Tener clara mi determinada determinación es en todo salir purificado para esa llamada a la santidad.
Recuerda con mucho cariño al P. Manuel Armalén que en sus primeros Ejercicios Espirituales le entregó una estampita en la estaba escrito: viviré habitualmente en gracia de dios y si caigo me levantaré. El ABC de nuestra vida es vivir en gracia, cuidar la vida de gracia y anteponer esto ante cualquier cosa.
¿Cómo se desarrolla esa llamada a la santidad?
  1. Impacto del descubrimiento de la primera llamada. La primera conversión es cuando caes en la cuenta de que lo único importante es seguir a Jesús en santidad. Es el Tesoro descubierto. Cambia la vida de tal manera que los demás se darán cuenta por las cosas que dejas, sin saber que lo importante y lo que ganas es lo que has descubierto, lo que has encontrado. De tal manera que “todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo”. Hay que volver constantemente a este amor primero, renovar esa gracia. Pero aún no se ha llegado a la cima, habrá que pasar por la segunda conversión.
  2. La segunda conversión consiste en que ese seguimiento de Jesús tiene que llegar a ser incondicional. (Ejemplo de san Ignacio en la conversión durante su convalecencia creyó que ya había entregado toda su vida, pero aún le espera una larga etapa de purificación, de segunda conversión. “Soñó en Jerusalén y despertó en Roma”). Esta segunda conversión es firmar un cheque en blanco. Tú firmas el cheque en blanco y le dices al Señor que lo rellene como Él quiera. En esta segunda conversión se purifica la primera. La clave está en que esta segunda conversión dura toda la vida. Se trata del “si sostenido”, la perseverancia es un milagro. La constancia no nace de la carne y de la sangre, sino del Si Sostenido en el Espíritu como el Si de María que es
Medios de gracia para sostener el si sostenido, para sostener la vocación
Necesitamos medios de gracia para sostener ese sí y no tener el ´mal del camarero´ que de tanto servir desde su bandeja a todo, se deja de alimentar él. Los medios de gracia son los consejos evangélicos: oración, ayuno, limosna que corresponden a los  compromisos de pobreza, castidad y obediencia. Una oración seria en un lugar y momento central de cada día, la lectura y meditación diaria de la Sagrada Escritura que ilumina nuestros criterios, así como la mortificación aunque esté mal vista. Mortificación que es renunciar a nuestra comodidad para abrazar la Cruz de Cristo y para conocer Su Voluntad. Mortificación que es “en todo amar y servir” que la purifica para que no sea un mero autovencimiento o autocontrol, sino el  olvido de nosotros mismos para darnos en amor.  Para “en todo amar y servir” necesito los medios de la gracia para poder sostener el Sí. Necesitamos la oración, la Palabra, los Sacramentos, orden y profundidad para que tener la capacidad de que el gusto propio no mande en mi vida, para liberarnos de la “gana” que es una tirana. Liberarnos para entregarnos amando y sirviendo.
 
El apostolado es fruto del enamoramiento de Jesucristo
La clave está en el capítulo 21 de san Juan: Al atardecer de la vida nos examinarán del amor. La fuerza del apostolado está en la pregunta que nos hace Jesucristo: “Pedro, ¿me amas? … apacienta mis ovejas”. La pregunta - ¿me amas?- se concluye y aplica en el apostolado - apacienta mis ovejas-. La fuerza del apostolado está en el amor a Jesucristo.
Si me amas sé mi instrumento para que otros conozcan la gracia del Corazón de Jesús. El hacer sigue al ser, primero es luego hace, primero es la identidad y después la misión, la misión se fundamenta en la identidad.  Ser discípulo de Cristo (identidad) y ser apóstol (misión).
El enamoramiento de Cristo y el apostolado están estrechamente ligados.
“¿Me amas Pedro?,… apacienta mis ovejas.” Del amor a Cristo nace el celo apostólico que nos libera para dar la vida por Él, para ganar almas para Cristo. Nada hay más importante que esto: ganar almas para Cristo,  ir al Cielo intentando llevar unos cuantos. Tener celo apostólico es una gracia, cuando uno tiene el corazón en lo esencial, lo tiene liberado de batallitas; cuando no hay celo apostólico, hay celos de forma inversamente proporcional. No merece la pena perder la vida en batallitas ni sufrir por banalidades.
Tipos de apostoldao
Hay dos tipos de apostolado: el personal y el asociado. Los dos son necesarios.
El apostolado personal es un signo de autenticidad, no es una tarea para un rato en un lugar y tiempo determinado. El apostolado personal tiene lugar en toda mi realidad, en todo tiempo y lugar de la vida diaria porque está inscrito en tu corazón. El apostolado no es una estrategia eclesiástica, nace de ti porque amas; y el que ama desea lo mejor para la persona amada. En tu caridad si no das a Cristo, tu caridad es tacaña porque lo mejor no lo estás dando.
El apostolado asociado es complementario del anterior. Este necesita discernimiento, prudencia y conveniencia; pidiendo luz al Espíritu Santo para hacer una reflexión entre todos para acertar en este momento en el apostolado con jóvenes, con familias, en los colegios, … Para no confundir una inspiración del Espíritu Santo con una ocurrencia acudir a la palabra del Evangelio, al Magisterio de la Iglesia a los planes y estrategias pastorales de la Diócesis, … por eso es tan importante rezar por el Papa, por los obispos y por todos los que tienen encomendada una tarea pastoral. Identidad y misión, oveja y pastor. Para ser un buen pastor hace falta ser una buena oveja. Un padre de familia, un párroco,… también es pastor y al mismo tiempo es oveja. Ambas cosas están integradas porque discipulado y apostolado son todo una misma cosa en Jesucristo.
Como está perfectamente integrado en María en su Inmaculado Corazón, que Ella nos ilumine y sea modelo del Sí sostenido.

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